iEco.clarín.com, 23/08/2008
Por Isabel Stratta | istratta@clarin.com
La economía europea se tambalea" tituló el diario madrileño El País el viernes.
Es que esta semana se supo que las dos mayores economías de Europa retrocedieron en el segundo trimestre (Alemania un 0,5% y Francia un 0,3%), arrastrando al PBI de la eurozona a un rojo del 0,2% en el período, primer trimestre negativo desde que nació la unión monetaria.
El Banco Central Europeo (BCE) caracterizó el parate económico de la zona como una reacción técnica al fuerte crecimiento de los primeros meses del año. En el caso de Alemania, la mayor economía del continente, eso significaría que el sorprendente 1,3% de aumento del PBI en el primer trimestre colaboró con la caída de medio punto del segundo.
En los últimos meses, Alemania, el mayor exportador del mundo, quedó entre dos fuegos: mientras el euro fuerte no cooperó con sus exportaciones, la inflación restringió el gasto de sus consumidores.
En París, el gobierno implícitamente admitió la entrada de Francia en recesión. El viernes, en una entrevista con Le Figaro, la ministra de Economía , Christine Lagarde, dijo que "no hay que esperar un buen tercer trimestre" (lo cual sumaría dos trimestres seguidos negativos). Pero aseguró que descuenta una mejora antes de fin de año, por el alivio que traerán la baja de las materias primas y del euro.
Al este y al oeste En el archipiélago británico, como en el continente, la sequía crediticia se está haciendo notar de muchas maneras. Un indicio lateral es el anuncio de que se posterga la construcción, en el corazón de la City de Londres, de un polémico rascacielos de 235 metros conocido por su forma como el "rallador de queso". Limitaciones crediticias y menor demanda de oficinas en una economía que se enfría son las razones.
"Los rascacielos son como los girasoles de la arquitectura. Con tiempo soleado, crecen en el firmamento urbano como ostentosos y extravagantes símbolos", dijo un crítico de arquitectura de The Guardian. "Pero, cuando el clima financiero es malo , se quedan en el suelo, esperando su momento".
No fue el único que usó metáforas meteorológicas. "Puede que sea verano, pero se siente un frío en el aire económico", graficó el miércoles Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra. Dijo que la economía británica atraviesa "un ajuste difícil y doloroso".
El Banco de Inglaterra pintó un panorama pesimista para el resto del año; espera una inflación del 5%, por el encarecimiento de la energía y de los alimentos, y un estancamiento de la economía.
En Asia como en Europa, hubo malas noticias sobre el segundo semestre. Datos difundidos el miércoles muestran que el PBI de Japón se contrajo a razón de un 2,4% anual en el segundo trimestre.
El FMI, que considera recesión un crecimiento del PBI mundial inferior al 3%, estimó el 17 de julio que la economía mundial crecerá 4,1% este año y 3,9% en 2009. Algunos analistas califican esos pronósticos de demasiado optimistas.
Que la economía mundial entre en recesión "es sólo cuestión de tiempo", dijo a The New York Times Gilles Moëc, economista del Bank of America en Londres.
Ocho meses atrás, la eurozona, como Japón, parecían relativamente "desacopladas" de los problemas derivados de la crisis crediticia originada en los Estados Unidos. Lo curioso es que las dos regiones parecen estar ahora con peor pronóstico que EE.UU., donde el gasto de los consumidores resiste.
A diferencia de los Estados Unidos, donde la Reserva Federal bajó bruscamente las tasas de interés (de 5,25% a 2%) desde que empezó la crisis, otros bancos centrales no buscaron promover el crecimiento con medidas agresivas. El Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo, con sus tasas de referencia al 5% y 4,25%, respectivamente, parecieron poner la prioridad en el control de la inflación.
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