El Espectador, 31/05/2010.
Con base en el excelente resumen de 11 páginas publicado para la aprobación en el Senado estadounidense de la Reforma para Restaurar la Estabilidad Financiera de los Estados Unidos, firmado por el presidente del Comité Bancario, Chris Dodd, el cual pueden localizar por medio de Google, he elaborado esta nota.
La Ley tiene 1.100 páginas y esperan haberla conciliado entre el Senado y la Cámara para anunciarla al mundo el próximo 4 de julio.
Primero. El resumen aludido afirma que en los Estados Unidos existía una oficina para proteger a los consumidores en la compra de electrodomésticos, alimentos y juguetes… mas no para defender sus inversiones. Por tal motivo crearon una Oficina para la Defensa del Consumidor dependiente de la Reserva Federal –FED. Esta Oficina es tan poderosa que “no tiene que esperar que el Congreso dicte leyes para defender a los consumidores frente a las prácticas engañosas de los negocios”.
Segundo. Crearon el Consejo para Vigilar la Estabilidad Financiera, con el fin de prevenir los riesgos sistémicos, o sea, esos problemas que involucran inicialmente a unos pocos y que finalmente nos afectan a todos. Será la máxima autoridad, porque está integrado por ocho importantes reguladores financieros oficiales, más un miembro independiente. Allí participarán todas las sopas de letras: El Tesoro, la FED, la SEC, la CFTC, la OCC, la FDIC, la FHFA, y el Consejo del numeral anterior.
Como esta ley es una ley marco, este Consejo dictará las recomendaciones para que la FED exija elevar capital, reducir endeudamientos, liquidar y reducir empresas… Con los dos tercios de los votos las pueden, primero, dividir y, luego, llegar a cerrar si no atienden la FED. Esto, para evitar que resulten ser “tan demasiado grandes que no se puedan dejar quebrar”. La FED resulta fortalecida en esta ley.
Tercero. En la exposición de motivos se afirma que para evitar que las compañías opten por ser gigantescas y por tomar grandes riesgos con la seguridad de que el Gobierno las salvará, se proponen adoptar la regla de Paul Volcker. De acuerdo con ésta, ni los bancos, ni las instituciones financieras no bancarias, ni sus empresas afiliadas, podrán negociar en corretaje o invertir en beneficio propio, tan sólo podrán hacerlo en beneficio de sus clientes. Tampoco podrán los bancos y las instituciones financieras no bancarias patrocinar o invertir en fondos de inversión privados, ni en fondos de cobertura, los llamados “hedge funds”. El Consejo del numeral segundo definirá esto más exactamente.
En este aparte de la ley se fijan plazos de 24 horas para que tres jueces de bancarrota, con el concepto del Tesoro, la FDIC y la FED, declaren insolvente una compañía. Todas las firmas financieras con activos superiores a los 50.000 millones de dólares crearán un fondo para liquidar empresas declaradas insolventes, evitando así que las quiebras corran por cuenta de los contribuyentes.
Cuarto. Mejorar la Regulación Bancaria. En el resumen de Dodd se afirma que a la fecha existen cuatro agencias federales con funciones superpuestas y que “nadie habría diseñado un sistema tan deficiente como éste. Durante 60 años habían propuesto los congresistas, las universidades y los expertos modificar este irracional sistema”.
El nuevo esquema establece líneas claras de responsabilidad, al tiempo que conserva el sistema dual, consistente en que la FDIC y la OCC vigilen las entidades financieras con menos de 50.000 millones de dólares y que la FED se encargue de las de tal cifra hacia arriba.
Quinto. Derivados. Los derivados son papeles comerciales que se determinan sobre el precio futuro de algo. Por ejemplo, el cultivador de maíz que cree que su precio va a caer y acepta vender a un precio futuro aceptable para él. Y quien le compra lo hace porque estima que el precio real será mayor. Problemas: la cosecha puede perderse y quien compra puede no poder pagar, y quien asegura, como AIG, también puede no tener con qué pagar el seguro. Warren Buffet estima que “los derivados son bombas financieras de destrucción masiva”. Otro millonario estima “que son el riesgo que no desaparecerá”.
Este punto se encuentra en el corazón de la crisis del 2008. En la exposición de motivos se afirma que de 91 millones de millones de dólares en 1998 se saltó a 592 millones de millones en 2008 en derivados, buena parte de ellos sin garantía alguna. La misma exposición advierte que en este punto no había consenso aún entre demócratas y republicanos.
Sexto. Agencias Calificadoras de Riesgo. En un artículo de la revista Fortune se acusan de conflictos de interés, de usar metodologías sesgadas, de calificar como AAA documentos que no merecían más de un ZZZ. Dodd sostiene que “en lugar de ayudarle a los inversionistas a comprender los riesgos, se dedicaron a ocultar dichos riesgos tras complejas estructuras”.
La SEC podrá suspenderles el registro. Se le ha solicitado al Congreso adelantar un estudio para eliminar de las leyes estadounidenses todas las exigencias innecesarias para solicitar calificaciones de estos irresponsables. Sexto. La SEC podrá intervenir para lograr que los accionistas elijan los directores de sus empresas y para que participen al fijar sus bonificaciones. La SEC les exigirá a las compañías elaborar gráficos para comparar las bonificaciones de los ejecutivos y el precio de las acciones de sus empresas. Que participen tanto de los éxitos como de los fracasos.