El País, 09/10/2009 S. Pozzi, NY
EE UU cerró el ejercicio fiscal 2009 (finalizado el pasado 30 de septiembre) con un agujero en las cuentas públicas de 1,4 billones de dólares (945.000 millones de euros), equivalente al 9,9% del PIB. Es el triple que el récord marcado en 2008. Un pesado fardo que pone más presión sobre el dólar y que puede complicar a Barack Obama su reforma sanitaria.
La caída del 16,6% en los ingresos por la recesión, los 254.000 millones de dólares inyectados en el sector financiero, los 200.000 millones en estímulos para reactivar la economía y los 120.000 millones en ayudas a parados explican, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, la fuerte degradación.
El déficit está, en términos de PIB, a un nivel que no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. Esto podría forzar a la Reserva Federal (banco central) a subir los tipos de interés con más intensidad para atraer inversores. Y eso podría lastrar la recuperación económica.
El déficit, que debe confirmar aún el Tesoro, es inferior a los 1,6 billones anticipados en agosto. Aun así, no evitó dar nuevos argumentos a los miembros del Congreso que se oponen a una reforma sanitaria, que podría costar al contribuyente cerca de 900.000 millones de dólares durante la próxima década.
El colosal déficit que acumula EE UU es fuente de preocupación entre los principales países que le compran deuda, como China. La Casa Blanca responde diciendo que cuando la recesión pase, tomará medidas para colocarlo por debajo del 3%. Y promete acciones concretas ya en el Presupuesto de 2011.
Lo que tienen claro en Wall Street es que si Obama quiere responder a todas estas promesas y costear su ambiciosa reforma sanitaria, no le quedará otra que recortar gasto (que se le disparó un 17% el último año) y subir impuestos a las rentas más altas para elevar la recaudación.
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