El País, ANDREU MISSÉ - Bruselas - 16/05/2009
La crisis se ceba en Europa con una contracción del PIB del 2,5% en el primer trimestre, mayor que en EE UU - Francia admite que lleva un año en retroceso
La recesión se agrava en Europa. Las grandes economías europeas registraron la mayor caída de actividad de las últimas décadas durante el primer trimestre de este año. Alemania, la locomotora europea que representa el 26% de la zona euro, sufrió una contracción del 3,8%, respecto al trimestre anterior, superior al 3,2% previsto por la Comisión a principios de mes y la peor desde 1970. La caída de la actividad alemana fue del 6,9% respecto al primer trimestre del año anterior.
Otros tres grandes países sufrieron caídas del producto interior bruto (PIB), más acentuadas de lo previsto, Italia (2,4%); Reino Unido, (1,9%) y España (1,6%). Francia, aunque experimentó un retroceso más moderado (1,2%), revisó, sin embargo, los datos de los trimestres anteriores a la baja dejando al descubierto que lleva ya un año en recesión, igual que otros siete países de la Unión.
A la vista de los datos publicados ayer por Eurostat resulta claro que la crisis está pasando una factura más cara a Europa que a Estados Unidos, donde se originó la debacle financiera que acabó contaminando tanto su economía real como la europea. Durante los tres primeros meses de este año el PIB de los Veintisiete sufrió una caída del 2,5%, frente al 2% previsto, mientras que Estados Unidos mantiene su retroceso en el 1,6%, el mismo que el trimestre anterior. En Europa las esperanzas de algunos economistas están puestas en la recuperación al otro lado del Atlántico.
Especialmente preocupante es el hundimiento de los países bálticos. En Letonia la caída de actividad entre enero y marzo ha sido del 18,6%, respecto al primer trimestre del año anterior, mientras que Estonia y Lituania ha sido del 15,6% y 10,9%, respectivamente. También ha sorprendido el desplome del 11,2% de Eslovaquia, frente a una previsión del 2,4%.
La salida de la crisis en la UE continúa siendo incierta. Para Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, se están viendo "algunos progresos". En este sentido señala que "los mercados financieros se han estabilizado y recientes indicadores dan motivos para el optimismo", recordando que los tipos de interés a corto plazo han bajado desde el 5% en otoño hasta el 1% actual. Almunia reconoce, sin embargo, que "aunque hay signos de que la recesión se está aliviando, la vuelta al crecimiento todavía no está ahí".
José Viñals, consejero financiero y director de Asuntos Monetarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), manifestó el jueves en Bruselas que, "como todos los demás", está "animado por los signos de recuperación". "Pero igual que muchos estoy preocupado porque estos brotes verdes que han emergido pueden ser vulnerables a una helada primaveral". Para Viñals, "la velocidad con que el crédito vuelva de nuevo a fluir depende de la velocidad de la respuesta política". "Una lenta respuesta política tiende a hacer el proceso más largo y más costoso".
La realidad es que algunos indicadores muy significativos de la economía real siguen siendo muy negativos. El tráfico de los puertos europeos, por ejemplo, sufrió una caída del 14%, durante los tres primeros meses de este año, según señaló ayer la Organización de los Puertos Marítimos Europeos.
Ante este panorama de recesión generalizada y sin horizonte seguro de tocar fondo, los Gobiernos europeos multiplican sus esfuerzos para transmitir el optimismo. "Este agudo declive, probablemente no se repetirá", manifestó ayer Thomas Steg, portavoz del Gobierno alemán. "Hay claros indicadores de que el primer trimestre ha sido el más difícil".
La mayor preocupación de los Gobiernos está en que la agudización de la crisis se traduzca en una fuerte destrucción de empleo. En París existe especial inquietud porque la recesión se ha llevado por delante 138.000 empleos durante el primer trimestre. Una cifra, sin embargo, muy inferior a la registrada en España donde los desempleados aumentaron en unos 800.000 en el mismo periodo.
Vale la pena subrayar cómo Alemania está capeando la crisis con un impacto mucho menor sobre el empleo, con ayudas públicas que permiten reducciones de jornada, pero que impiden la desvinculación de los trabajadores de sus empresas. En el primer trimestre de este año, Alemania mantenía ocupadas a 39,9 millones de personas, unas 48.000 más que hace un año, según su oficina de estadísticas.
El pronóstico de la Comisión es que durante este año y el próximo se destruirán en Europa unos 8,5 millones de empleos, que prácticamente neutralizarán los nueve millones generados entre 2006 y 2008. Este deterioro del mundo laboral puede conducir a "una crisis social", según ha advertido el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
La recesión y su impacto sobre el empleo están ocasionando también un deterioro de las finanzas públicas y planteando la necesidad de adaptar los sistemas de pensiones para asegurar su mantenimiento futuro. El comisario de Empleo, Vladimir Spidla, expresó ayer la necesidad de invertir la tendencia actual sobre las prejubilaciones. Spidla precisó que sólo el 40% de los mayores de 60 años son activos.
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