| El Mercurio, editorial, 15/05/2011.-
Chile experimentó un fuerte crecimiento en marzo, según la última cifra del Imacec: 15,2 por ciento. En esto incide muy significativamente la baja tasa de comparación a causa del terremoto de 2010, pero es la mayor en los últimos 15 años. Más importante aún, las recientes cifras económicas muestran una aceleración efectiva en el primer trimestre de este año, lo que en parte explica las presiones inflacionarias en nuestra economía hace ya algunos meses.
En este cuadro, resurgen voces de alerta de algunos expertos, como la del ex ministro de Hacienda Hernán Büchi, en cuanto a que las tasas de crecimiento que se están observando no son un buen reflejo de la realidad, pues si usaran períodos más largos de comparación, nuestro crecimiento económico sería cercano sólo al cuatro por ciento.
En contrario, el actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, afirma que una mitad de ese 15,2 por ciento es por base de comparación y la otra por recuperación de la economía. Lo fundamenta en que después del terremoto la economía creció 5,2 por ciento en 2010, pero con una expansión de 6,4 en los últimos tres trimestres. Y la economía creció siete por ciento en los primeros dos meses de 2011, comparados con el primer bimestre de 2010, previo al terremoto. Por tanto -concluye-, "la economía ya venía creciendo al siete por ciento cuando no teníamos el efecto del terremoto, y después pasó a crecer al 15 por ciento. Y si se compara marzo contra febrero, crece 0,3 por ciento".
Más allá de la discusión técnica en torno a cuál sea la cifra real, la recuperación económica se está sintiendo con fuerza en variados sectores de la economía chilena, como lo muestran, por ejemplo, los últimos resultados de empresas. Esto ha determinado que se haya ido cerrando parte de las brechas de capacidad de ellas, lo cual se ha traducido en presiones inflacionarias, que obligarán al Banco Central a seguir subiendo las tasas de interés durante este año, como ya lo está haciendo.
Si a eso se suma un escenario internacional todavía inestable (que estará muy atento a lo que suceda con el petróleo y, sobre todo, con la crisis griega) y los ajustes en la política fiscal anunciados por el Gobierno -que por primera vez en los últimos siete años tendrá un comportamiento anticíclico-, es probable que el crecimiento tienda a moderarse en el futuro.
Sin perjuicio del interés del debate sobre la base de comparación adecuada para medir el crecimiento, es indispensable acelerar y expandir las iniciativas en pro del mismo anunciadas por el Gobierno. Esto permitiría hacer al actual escenario económico más sostenible y menos dependiente del ciclo internacional. Esto es muy importante, ya que Chile no ha realizado la discusión necesaria respecto de la enorme incidencia del cobre en su economía, ni ha abordado medidas más profundas que permitan, en momentos de bonanza como éste, prepararse mejor para cuando el precio del cobre baje sustancialmente.
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