El bienestar de la Nación.(II)
Los principales componentes del Estado finlandés del bienestar han sido la educación gratuita (no existen los aranceles académicos desde el nivel preescolar hasta la universidad, y los libros de textos y el comedor escolar son gratuitos hasta la enseñanza secundaria; además , todos los estudiantes universitarios perciben una beca de estudios), servicios sanitarios muy baratos (centros sanitarios gratuitos en su mayor parte, hospitales con precios muy bajos, medicinas subvencionadas, asistencia sanitaria en el hogar) y la protección social mediante transferencias de renta (seguro de jubilación, de enfermedad, incapacidad, desempleo, subvenciones por hijo y complemento de la renta).
Además de ser gratuito, una característica clave del sistema ha sido su universalidad: el derecho al sistema de bienestar social se basa en la ciudadanía (o, recientemente, en la residencia), por lo que el nivel de beneficios sociales que tiene derecho a percibir una persona no depende fundamentalmente de su renta (aunque sí se tiene en cuenta la renta y las necesidades individuales). El tercer rasgo característico es la naturaleza, en gran medida pública, de este sistema: el sector público provee de la mayoría de los servicios de bienestar social (por ejemplo, prácticamente todos los centros de enseñanza primaria y secundaria y el 76% del gasto sanitario son públicos)(…).
Éste es el sistema que subyace a los bajos niveles de injusticia social y exclusión de Finlandia. (…)
En cuanto a la perspectiva temporal del surgimiento de la sociedad de la informacional: para entender cabalmente la tendencia del Estado finlandés del bienestar, ésta se debe considerar a partir de los años sesenta:
Los datos muestran que en Finlandia la tendencia general de la injusticia social y la exclusión es descendente, o a lo menos se mantuvo en un nivel bajo y estable durante los principales años de emergencia de la sociedad informacional, es decir entre 1966 -1990. Como se ha mostrado en la introducción, esto está en claro contraste con lo sucedido en los Estados Unidos, donde el paso de la sociedad industrial a la sociedad informacional invirtió las tendencias y llevó a niveles muy altos la injusticia social y la exclusión.
El período 1990-1993 debería considerarse la piedra de toque definitiva del Estado de bienestar en Finlandia. La recesión también estuvo relacionada con el paso hacia la economía informacional global. Tuvo sus causas en una combinación del fracaso parcial de la liberalización de los mercados financieros (el momento crítico para la formación de los mercados financieros globales), lo que determinó que tanto empresas como individuos acumularan deudas basada en la sobrevaloración de los activos inmobiliarios, y la recesión simultanea de las economías occidentales (otra crisis capitalista que superaron) junto con el colapso de la Unión Soviética (debido al fracaso del comunismo en su adaptación al informacionalismo), que eran los principales mercados de Finlandia.
El Estado informacional del bienestar
Como se aprecia, las observaciones empíricas apoyan la conclusión de que el modelo finlandés combina una economía informacional dinámica con una mayor justicia social y protección colectiva del trabajador- antiguos objetivos del Estado de bienestar tradicional. Esta justicia social y la protección colectiva del trabajador es mayor que la que resulta de la tendencia global. Sin embargo, ya no se trata del antiguo tipo de Estado de bienestar, que frecuentemente no se veía más que como mitigador de los peores efectos de la economía y que ocupaba un posición fundamentalmente defensiva frente a ésta. Al principio de este capítulo propusimos el concepto de “Estado informacional del bienestar” que forma un círculo virtuoso con la economía informacional.
Hay varios nexos importantes entre ambos. En primer lugar, la sociedad informacional finlandesa crea la base financiera del Estado de bienestar. Sin los ingresos fiscales, la sociedad no podría financiar su Estado del bienestar. Y sin una mayor productividad, los impuestos serían inaceptablemente elevados. Por consiguiente, la sociedad informacional necesita crecer más deprisa que los costes del Estado de bienestar.
La economía también requiere una productividad competitiva para que las empresas sigan en el país. Solo puede haber mayores costes laborales y sociales si ayuna mayor productividad; de otro modo, las compañías se trasladarán a otro lugar con una menor presión fiscal. Por tanto, en principio, la economía informacional y el Estado del bienestar no son antagonistas, sino que una economía informacional que funcione bien es un requisito de un Estado del bienestar generoso. Finlandia solo pudo mantener su Estado del bienestar, incluso en un período de grave recesión, mediante la transformación de su economía.
Sin embargo, a largo plazo la economía informacional requiere una dimensión social sostenible. De hecho, la idea de que la economía informacional es un requisito del Estado de bienestar podría presentarse al revés: dada la fuerte oposición actual a la globalización, podría ocurrir que sin una dimensión de bienestar social global más fuerte, la economía informacional tenga que enfrentarse a una oposición tan dura que su desarrollo se haga extremadamente volátil o insostenible. Por este motivo, la economía informacional global podría tener como requisito un tipo determinado de Estado del bienestar. Desde esta perspectiva, Finlandia ha conseguido proseguir su transformación en una economía informacional durante la recesión porque el Estado del bienestar hizo socialmente aceptable su desarrollo. Por supuesto, otro de los nexos clave entre ambos es que la aportación pública de educación, salud y seguridad social garantiza un número suficiente de personas altamente calificadas y en buenas condiciones para trabajar en la economía informacional. Como resultado de este círculo virtuoso, los finlandeses siguen manifestando un fortísimo apoyo al Estado del bienestar (…)
Por tanto, lo que estamos contemplando en el modelo finlandés es un nuevo Estado informacional del bienestar. El núcleo es el círculo virtuoso de economía informacional y Estado del bienestar.
Además de ser gratuito, una característica clave del sistema ha sido su universalidad: el derecho al sistema de bienestar social se basa en la ciudadanía (o, recientemente, en la residencia), por lo que el nivel de beneficios sociales que tiene derecho a percibir una persona no depende fundamentalmente de su renta (aunque sí se tiene en cuenta la renta y las necesidades individuales). El tercer rasgo característico es la naturaleza, en gran medida pública, de este sistema: el sector público provee de la mayoría de los servicios de bienestar social (por ejemplo, prácticamente todos los centros de enseñanza primaria y secundaria y el 76% del gasto sanitario son públicos)(…).
Éste es el sistema que subyace a los bajos niveles de injusticia social y exclusión de Finlandia. (…)
En cuanto a la perspectiva temporal del surgimiento de la sociedad de la informacional: para entender cabalmente la tendencia del Estado finlandés del bienestar, ésta se debe considerar a partir de los años sesenta:
Los datos muestran que en Finlandia la tendencia general de la injusticia social y la exclusión es descendente, o a lo menos se mantuvo en un nivel bajo y estable durante los principales años de emergencia de la sociedad informacional, es decir entre 1966 -1990. Como se ha mostrado en la introducción, esto está en claro contraste con lo sucedido en los Estados Unidos, donde el paso de la sociedad industrial a la sociedad informacional invirtió las tendencias y llevó a niveles muy altos la injusticia social y la exclusión.
El período 1990-1993 debería considerarse la piedra de toque definitiva del Estado de bienestar en Finlandia. La recesión también estuvo relacionada con el paso hacia la economía informacional global. Tuvo sus causas en una combinación del fracaso parcial de la liberalización de los mercados financieros (el momento crítico para la formación de los mercados financieros globales), lo que determinó que tanto empresas como individuos acumularan deudas basada en la sobrevaloración de los activos inmobiliarios, y la recesión simultanea de las economías occidentales (otra crisis capitalista que superaron) junto con el colapso de la Unión Soviética (debido al fracaso del comunismo en su adaptación al informacionalismo), que eran los principales mercados de Finlandia.
El Estado informacional del bienestar
Como se aprecia, las observaciones empíricas apoyan la conclusión de que el modelo finlandés combina una economía informacional dinámica con una mayor justicia social y protección colectiva del trabajador- antiguos objetivos del Estado de bienestar tradicional. Esta justicia social y la protección colectiva del trabajador es mayor que la que resulta de la tendencia global. Sin embargo, ya no se trata del antiguo tipo de Estado de bienestar, que frecuentemente no se veía más que como mitigador de los peores efectos de la economía y que ocupaba un posición fundamentalmente defensiva frente a ésta. Al principio de este capítulo propusimos el concepto de “Estado informacional del bienestar” que forma un círculo virtuoso con la economía informacional.
Hay varios nexos importantes entre ambos. En primer lugar, la sociedad informacional finlandesa crea la base financiera del Estado de bienestar. Sin los ingresos fiscales, la sociedad no podría financiar su Estado del bienestar. Y sin una mayor productividad, los impuestos serían inaceptablemente elevados. Por consiguiente, la sociedad informacional necesita crecer más deprisa que los costes del Estado de bienestar.
La economía también requiere una productividad competitiva para que las empresas sigan en el país. Solo puede haber mayores costes laborales y sociales si ayuna mayor productividad; de otro modo, las compañías se trasladarán a otro lugar con una menor presión fiscal. Por tanto, en principio, la economía informacional y el Estado del bienestar no son antagonistas, sino que una economía informacional que funcione bien es un requisito de un Estado del bienestar generoso. Finlandia solo pudo mantener su Estado del bienestar, incluso en un período de grave recesión, mediante la transformación de su economía.
Sin embargo, a largo plazo la economía informacional requiere una dimensión social sostenible. De hecho, la idea de que la economía informacional es un requisito del Estado de bienestar podría presentarse al revés: dada la fuerte oposición actual a la globalización, podría ocurrir que sin una dimensión de bienestar social global más fuerte, la economía informacional tenga que enfrentarse a una oposición tan dura que su desarrollo se haga extremadamente volátil o insostenible. Por este motivo, la economía informacional global podría tener como requisito un tipo determinado de Estado del bienestar. Desde esta perspectiva, Finlandia ha conseguido proseguir su transformación en una economía informacional durante la recesión porque el Estado del bienestar hizo socialmente aceptable su desarrollo. Por supuesto, otro de los nexos clave entre ambos es que la aportación pública de educación, salud y seguridad social garantiza un número suficiente de personas altamente calificadas y en buenas condiciones para trabajar en la economía informacional. Como resultado de este círculo virtuoso, los finlandeses siguen manifestando un fortísimo apoyo al Estado del bienestar (…)
Por tanto, lo que estamos contemplando en el modelo finlandés es un nuevo Estado informacional del bienestar. El núcleo es el círculo virtuoso de economía informacional y Estado del bienestar.
* Fuente: Manuel Castells y Pekka Himanen “El Estado de bienestar y la sociedad de la información. El modelo Finlandés.” 2002. Los parrafos citado corresponden al capítulo 4 – El bienestar de la nación.
Los paréntesis corresponden generalmente a referencias a diagramas y figuras.
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