08 febrero 2006

Trabajo Infantil y Pueblos Originarios en Chile - Introducción

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Colegio de Profesores de Chile, OIT, UNICEF

Trabajo Infantil y Pueblos Originarios en Chile

Experiencia en zonas aymara y mapuche (Tarapacá y Araucanía)

Introducción

El Colegio de Profesores de Chile, con el apreciado apoyo de la Oficina Internacional del Trabajo, OIT, y en el marco del Movimiento Pedagógico por la defensa y desarrollo de la educación pública y la profesión docente, inicia en 1999 una experiencia de sensibilización en materia de trabajo infantil para promover el desarrollo de estrategias de prevención entre los docentes del país. Este propósito nace de la premisa de que el desarrollo de la educación es fundamental para romper el círculo de la pobreza, sector donde el trabajo infantil es más frecuente. En este documento se presenta la sistematización del proyecto de intervención en la sensibilización y prevención del Trabajo Infantil en pueblos originarios desarrollado el año 2004 en la I y IX Región del país. Chile enfrenta como país un gran desafío frente a la situación de inequidad que viven muchas personas, entre ellas, las pertenecientes a los pueblos originarios, quienes se encuentran en especial invisibilidad y vulnerabilidad. En este sentido, se parte de la hipótesis que el trabajo infantil sería un factor de alto riesgo para mantener los niños en la escuela, sobre todo si los quehaceres que realizan se justifican como una forma de traspasar patrones culturales. Si bien existe una reciente institucionalidad y la movilización de algunos grupos indígenas principalmente en torno a la defensa de sus derechos de la tenencia de la tierra, se presentan otras razones que suelen dejar marginados a grupos de mucha pobreza. Entre algunas de las categorías que dan cuenta de lo dicho, está la baja escolaridad que alcanzan los niños; situaciones de discriminación física en el ámbito social y laboral; desprotección por la alta presencia de indígenas en el sector laboral informal, lo cual suele dejarlos marginados de muchos programas de apoyo social del Estado. Todo esto nos permite afirmar que queda mucho camino por recorrer en la centenaria exclusión de la población indígena y su negación ciudadana, lo que representa un doble desafío: por un lado, la superación de las inequidades presentes en la salud, educación, ingresos, empleo y, por otra, lograr una participación efectiva en la política. Teniendo en cuenta que nuestra experiencia es limitada, en esta sistematización sólo nos abocaremos a establecer un marco referencial de información en torno a la situación de pobreza entre los indígenas, y cómo ésta se relaciona con la pobreza de los no indígenas. El propósito es abrir una discusión sobre los efectos del trabajo infantil, diferenciando aquel que es un riesgo para los niños del que permite transmitir valores y mantener la cultura. Entre los antecedentes que nos llevan a priorizar la temática del trabajo infantil en los pueblos originarios, se encuentra la ausencia de información, la alta valoración y complacencia existente en el sistema escolar acerca del trabajo que realizan niños y niñas en su vida cotidiana. Chile llevó a cabo durante el año 2003 su Primera Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, que reconoce que 196 mil niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años trabajan en todo el país. De éstos, 107.676 trabajan en condiciones inaceptables, es decir, no asisten a la escuela, trabajan en la calle y/o lo hacen en jornadas extensas o nocturnas; 88.428 niños entre 12 y 17 años realizan actividades en condiciones “aceptables”; 42 mil realizan trabajo doméstico por media jornada o más, 715 niños se registran dentro de las peores formas de trabajo infantil. Una característica del trabajo realizado por los niños es que la mayor tasa se concentra en el sector rural. Si bien el contar con estas cifras significa un gran avance en materia de conocimiento del problema del trabajo infantil, no nos permite desagregar si los indígenas serían un grupo más o menos vulnerable en esta materia. Considerando la alta tasa de trabajo infantil en el sector rural y los problemas de pobreza que afectan con mayor rigor a la población indígena, el Colegio de Profesores de Chile (CPCH) se interesó en llevar a cabo una experiencia con docentes en torno al análisis de esta situación entre los años 2003 y 2004. Esta iniciativa contó, además, con el apoyo de la Oficina de Actividades para los Trabajadores (ACTRAV), del Reino de los Países Bajos, y de UNICEF que financió a un técnico que viajó a realizar el trabajo de campo, participó de la realización de los talleres de formación a docentes, de los coloquios y de la experiencia del Comité Consultivo. La alianza interagencial entre OIT, UNICEF y CPCH, permitió abordar la problemática del trabajo infantil y su relación con la educación. El apoyo específico de UNICEF respondió al interés para trabajar, de mane-ra conjunta, iniciativas que permitan ir develando las distintas formas de trabajo infantil existentes en nuestro país, sobre todo aquellas situaciones que implican mayor vulnerabilidad. El apoyo consistió en ayuda económica y técnica durante un período de cuatro años. El Colegio de Profesores coordinó y articuló los recursos existentes para el proyecto de trabajo infantil y pueblos originarios, lideró la iniciativa para aportar antecedentes de orden cualitativo al Comité Nacional de Prevención y Erradicación Progresiva del trabajo infantil, coordinado por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, y pudo movilizar a los Comités Regionales de Trabajo Infantil dependientes de la Subsecretaría del Trabajo, a fin de reflexionar sobre este grupo objetivo, del que no existía información. Además, se promovió la participación e incorporación de la Corporación de Desarrollo Indígena, CONADI, tanto en el Comité Nacional como en los Regionales para desarrollar en conjunto una reflexión y proyección de estrategias de prevención de trabajo infantil.

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