Dinero.com (Colombia), 18/04/2011
La publicación resaltó los avances para atraer inversión extranjera, la seguridad, el boom de explotación de recursos naturales y los factores que tienen a la economía a un paso de que Moody's y Fitch mejoren su calificación.
La revista señala que la tarea del ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry es manejar las consecuencias de las buenas noticias. Los altos precios del petróleo podrían aumentar las presiones de gasto público. La entrada masiva de capital extranjero podría disparar el peso y causar burbujas de crédito, amenazando la viabilidad de industrias como la de las flores o la de alimentos. La decisión de crear una bolsa integrada regional con Perú y Chile atraerá más capitales.
Este es el texto publicado por The Economist:
Colombia no es la única economía emergente que afronta estas situaciones. Desde Brasil hasta Corea del Sur, los gobiernos han introducido numerosas medidas tributarias y restricciones para disuadir la entrada de flujos extranjeros. Pero Colombia es un caso para mirar. Junto con Chile fue pionero en el empleo de controles de capital en los años 90. Sin embargo, su estrategia actual es sutilmente diferente a la de muchos otros, con más peso en las reformas fiscales y menos en los controles de capital.
Los tecnócratas colombianos se preocupan por el impacto de los flujos de capital, pero consideran al tipo de cambio como la más importante herramienta para absorber los choques. Y eso sumado a las mejores perspectivas de largo plazo de Colombia, los hace creer que es inevitable tener una moneda gradualmente más fuerte. José Darío Uribe, gerente del Banco Central, pondera el uso de medidas prudenciales para frenar los flujos que causan inestabilidad financiera. El Banco Central no permite a los bancos endeudarse en divisas y luego prestar en pesos, por ejemplo. Esto previene contra descalces en divisas y, por mucho tiempo, ha limitado que los bancos especulen con derivados en moneda extranjera.
Uribe está menos convencido de que los controles de capital pueden afectar el tipo de cambio. Aunque nadie los excluye, dichos controles no son claramente la primera línea de defensa de Colombia. Y cuando el Banco Central realmente interviene para tratar de contener la fuerza excesiva en el peso, la táctica es diferente de, digamos, Brasil.
El 15 de septiembre de 2010 el Banco Central anunció que iba a comprar US$20 millones diarios durante cuatro meses, política que luego fue ampliada hasta mediados de junio. Uribe está convencido de que esta clase de intervención transparente, pequeña y predecible es mucho más eficaz que la acumulación a gran escala, pero imprevisible, de reservas internacionales por la que han optado otros mercados emergentes. La moneda de Colombia se ha depreciado ligeramente durante los pasados seis meses, en contraste con la mayoría de la región. Cuánto de esto se debe a la estrategia de intervención es discutible. Roberto Steiner, director de Fedesarrollo, un centro de investigaciones, dice que el objetivo es proteger al Banco Central de presiones para que intervenga más agresivamente.
La gran pregunta es si el gobierno colombiano será capaz de oponerse a las presiones políticas para que gaste más. El déficit presupuestal probablemente superará el 3% de PIB en el 2011. Colombia necesita urgentemente mejorar su infraestructura. A pesar de los avances militares del gobierno contra los guerrilleros de las Farc, muchos recursos son aún necesarios para seguridad y reparaciones. Alejandro Gaviria, decano de economía de la Universidad de los Andes asegura: "Colombia afronta las demandas de gasto del conflicto y el postconflicto al mismo tiempo". Y la dolorosa alta desigualdad de ingreso también significa presión para mayor gasto social.
Echeverry se esfuerza para sostenerse firme. Una reciente reforma tributaria recortó beneficios fiscales para la inversión. Una regla fiscal como la chilena, diseñada para limitar el déficit y forzar un uso prudente de los ingresos derivados de los productos primarios (commodities), hace trámite en el Congreso. Pero en un país cuya Corte Constitucional puede forzar gastos públicos (como por ejemplo, decretando que la gente tiene derecho a asistencia médica costosa), esa reforma puede no ser suficiente. Por eso, el Gobierno también está impulsando una reforma constitucional, estilo alemán, para consolidar la noción de sostenibilidad fiscal. Echeverry es optimista. "Todo el plan económico de nuestro gobierno está hecho a la medida para manejar un auge", anuncia.
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